NOSOTROS
El Municipio de Tlajomulco se encuentra en la porción media de la región centro del estado de Jalisco, en las coordenadas 20º 28’ de latitud norte y 103º 27’ de longitud oeste, a una altura de 1,575 metros sobre el nivel del mar. Limita al norte con los municipios de Zapopan y Tlaquepaque; al sur con Jocotepec y Chapala; al este con El Salto, Juanacatlán e Ixtlahuacán de los Membrillos y al oeste con Acatlán de Juárez y Tala. Su extensión territorial es de 636.93 kilómetros cuadrados.
El nombre proviene del náhuatl, Tlalli “tierra” y Xomulli “rincón”, por lo que algunos investigadores sugieren que significa “el lugar situado en la rinconada”, aunque también se interpreta como “lugar del montón de tierra” o “rincón de tierra rodeada de cerros”.
El municipio aloja a 727,750 habitantes, de los cuales 360,342 son hombres y 367,408 son mujeres.
Tlajomulco obtuvo su autonomía municipal en 1883. El 17 de diciembre de 1939, por decreto del Congreso del Estado, cambió la denominación de su cabecera por la de Tlajomulco de Zúñiga.
Tlajomulco es un claro ejemplo de cómo la historia y la evolución política de una región pueden moldear su presente y futuro. La conformación de Tlajomulco, su crecimiento económico y su transformación en un importante centro de desarrollo en la región, han estado estrechamente relacionados con la evolución política y las acciones de sus presidentes municipales a lo largo de diferentes periodos. Sin embargo, lo que ha destacado de manera constante es la importancia de la democracia y la gobernanza como pilares fundamentales para lograr el desarrollo económico que hoy caracteriza a Tlajomulco.
La historia de Tlajomulco es una historia de transformación y adaptación. Desde sus raíces prehispánicas hasta su desarrollo actual como un municipio próspero y en constante crecimiento, hemos visto cómo sus líderes han desempeñado un papel vital en la dirección de esta evolución. La democracia ha sido un motor de cambio constante, permitiendo a la ciudadanía participar en la toma de decisiones y ejercer su poder de influencia en la dirección de su comunidad.
Por lo que no es casual tampoco que Tlajomulco sea el municipio donde se formaliza este esfuerzo: podemos presumir sin temor a equivocaciones que aquí hace más de una década se sentaron las bases de una robusta agenda de participación ciudadana, que dejó de ver a las y los ciudadanos como elementos pasivos y que les regreso – como debió de haber sido siempre – la posibilidad, por ejemplo, de revocar a sus gobiernos o de decidir directamente el destino de una parte del presupuesto, ahora, entre varios mecanismos de participación ciudadana, siendo un gobierno, de gobierno abierto.